La agenda está llena

El otoño no es un cambio de estación sino de estado de ánimo. En verano, te cruzas en los pasillos de la oficina con compañeros que te saludan con la mirada y con la voz. Ahora observas miradas caídas, voces venidas a menos, incluso descubres gentes enmudecidas. Quizá porque la perdida del buen color adquirido en los viajes y paseos ha dado paso a un empalidecimiento que terminará en pieles cetrinas e incluso un aparente decaimiento.

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Maletas, mochilas…, ¿qué ha cambiado a la vuelta?

Cada curso, la vuelta suponía preparativos que impedían disfrutar de la fiesta de Valencia y el precioso mar que luce siempre en esos días. Éramos privilegiados y disfrutábamos del veraneo. Nada de vacaciones, semana, quincena, ni mes, nosotros hacíamos la temporada, con un padre que venía cuando podía. Ahora los retornos al trabajo son bien distintos.

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Y de repente el otoño

OtoñoBaztanCuando parecía que todo se iba colocando en su sitio, caigo de nuevo. Podría ser peor, la jaqueca que me acompaña desde niña en esta etapa parece que tampoco te abandona. Garbancito fue extirpado hace ya unos meses y salvo en pequeños momentos no pienso en él. Ahora queda el hueco que dejó (y tanto que hueco), una cicatriz que confirma el paso del cirujano, los tatuajes que no quise hacerte en tu juventud y que bordaron en radioterapia, un hombro adormilado a veces y una piel que se secó (aunque como casi todo, con constancia y cosmética se recupera cierta flexibilidad). Continuar leyendo «Y de repente el otoño»

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