La agenda está llena

El otoño no es un cambio de estación sino de estado de ánimo. En verano, te cruzas en los pasillos de la oficina con compañeros que te saludan con la mirada y con la voz. Ahora observas miradas caídas, voces venidas a menos, incluso descubres gentes enmudecidas. Quizá porque la perdida del buen color adquirido en los viajes y paseos ha dado paso a un empalidecimiento que terminará en pieles cetrinas e incluso un aparente decaimiento.

Las agendas se abren en septiembre y se consolidan en octubre, salvo para aquellos que han trabajado en agosto para que no hubiera huecos y sentirse ocupados. A principios de octubre cita con proveedores, reuniones de equipo y participación en eventos que tienen ya su color asignado. Pero no nos olvidemos, la vida tiene otras citas pendientes.

Agendar correctamente las citas médicas tiene gran importancia, permite recordar que la salud es lo primero y que no se puede dejar para cuando no queden huecos. Y al hacer este ejercicio me he dado cuenta de lo importante de priorizar las citas y analizarlas.

En la infancia, en otoño, son obligados los catarros y la visita al dentista. En la edad universitaria, a casi ningún médico porque hay prioridades inconfesables. En la edad madura se visita al dermatólogo, al médico de cabecera y algunos el nutricionista. Cuando se ha sufrido o sufre un cáncer, toca mirar en la agenda cuándo toca revisión. Y esta vez, a diferencia de otras ocasiones, he decido no pensar en ella hasta que toque. Por que, como en el trabajo, cuando llegue ese puente lo cruzaremos.

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2 opiniones en “La agenda está llena”

    1. Desde luego que ocuparse y no preocuparse. Aunque tengo el ejemplo de personas excepcionales en la vida, no siempre es fácil. Pero, como todo, es cuestión de insistir. Ocuparse en cada momento es una gimnasia. Muxu aundi.

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