Disfrutar en año revuelto

Felicitar el nuevo año es un motivo importante para romper el silencio. En este año hemos aprendido a amar lo cotidiano, a valorar la compañía y extrañar la ausencia más que nunca, a mirar la salud como un bien esencial que hay que prevenir y no solo cuidar.

En este año hemos echado de menos los abrazos, el trabajo en compañía y las reuniones interminables con quien a veces aburre. Hemos descubierto que el teléfono sigue funcionando o no, y lo hemos recuperado. Hemos sacado la mantita de sillón y usado como nunca. Hemos leído libros que teníamos pendientes. Hemos quedado a pasear al aire libre en lugar de para comer. Hemos vivido nuevas experiencias casi olvidadas, y recuperados sensimientos arrinconados y reflexionado con calma sobre vida, salud y sueños. Y quizá, muchos, nos hemos reinventado.

Y ahora, nos enfrentamos a un año nuevo. Seguirá siendo un año de Incertidumbre (como decimos en el libro liderado por Koro Kantabrana en el que pongo mi granito de arena). No tendremos un libro como “Súbito y Fulminante” en el que leer unos pequeños textos de in-ficción, entre la ficción y la infección, porque seguiremos viviendo muchas situaciones que nos parecerán irreales, pero podremos sentir ya la salida.

Quiero desearte a ti, que hoy lees este post, porque eres parte de mi vida, un año bueno, un año en el que sigas disfrutando de lo cotidiano, tengas la oportunidad de abrazar con la mirada a tus seres queridos, puedas leer el libro de la felicidad, veas la película con final que deseas y sortees el obstáculo de la enfermedad, el cansancio y aburrimiento.

FELIZ AÑO, FELIZ DÍA A DÍA, FELIZ MOMENTO DE DORMIR Y DE CADA DESPERTAR. FELIZ POR ESTAR VIVA.

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