Me llevaré el aire que respiro

Y si mañana no estoy…, ¿qué quedará? ¿qué me llevaré? Retomo los tres valores que cimentan la empresa en la que trabajo, y que no distan de los míos, toda vez que recuerdo a tres personas que a lo largo de mi vida ejemplifican su grandeza.

Cuando me presenté al primer concurso de ejercicios literarios, mi profesor de literatura -el gran experto en Unamuno-, el Padre Enecoiz, me regaló un diccionario de sinónimos en cuya dedicatoria me decía cuánto había aprendido de mí. Sin duda, un ejemplo de HUMILDAD extrema. Solo yo podía decirle eso a él, que me había inculcado el amor por la lectura, el buen hábito de la relectura y el placer de la reflexión. Continuar leyendo «Me llevaré el aire que respiro»

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