Otra percepción de un día especial Cáncer de Mama

Ha pasado un año desde que el Cid me llamó  diciendo que estaban leyendo mi post en el programa de Carlos Herrera en el Día Internacional del Cáncer de Mama. ¡Oye!, y como quien no quiere la cosa, sigo dando caña y más, mucho más. Continúo publicando cada semana unos post, largos a mi entender, breves para el compañero desertor que se ha cambiado de trabajo, sensibles para mi amigo sustentador del ánimo. Sigo peleando contra los efectos secundarios del tamoxifeno, ésos que se han aposentado en mi, todos, sin repartirse, jaquecas, cansancio, caída de pelo y mi querido insomnio. Voy cada día a trabajar como si no hubiera un mañana y aguanto la mirada crítica de la responsable de portones que me invita a café en mis peores días y la de un jefe que sabe que mi cara habla.

Antes vivía este día con simpatía. ¡Mira que resulta cursi el término al aplicarlo a algo tan serio! Cuando salí de la consulta de Fermín tras escuchar “ya sabías a lo que venías” mi vida cambió para siempre. Si me has leído muchas veces esta frase y te aburre, cierra mi blog y ponte a ver cómo va Cataluña. Tenía un cáncer de pecho y no había vuelta, la punzada para hacer la biopsia era directamente al corazón. Y desde entonces vivo el cáncer como quien tiene que convivir con un vecino molesto, de los que hacen mucho ruido, tiene perro, se mueven con tacones o gritan a sus hijos. Y ahora las campañas las veo y me veo. Me veo en ellas porque sé que podría salir en ellas por haberlo sufrido, por compromiso con el resto, por compartir el camino y por aportar.

Ahora veo el Día Internacional Contra el Cáncer con el respeto de quien sabe cómo se pasa cuando te dicen que te ha tocado, con el miedo contenido por sentir que voy ganando la batalla con cada pastilla que tomo, con la admiración hacia mis tres tías que supieron llevar la enfermedad con dignidad, sonriendo y con la alegría de pensar que cada día sale el sol aunque no haya dormido. Eso sí, no podría participar en una campaña, porque como le decía a mi ama cuando nos vestía de rosa a mi hermana y a mí “siempre nos quieres vestir de princesas”. Y ni entonces ni ahora me siento princesa. Así que vestirse de rosa no es para mi. Y eso que camino a diario con mis zapatillas rosas contra el cáncer.

Desde que volví a trabajar el cáncer para mí tiene un sentido diferente. Cuando mi doctora me dio el alta laboral abrió la puerta a mi vuelta a la rutina, el trabajo, los compañeros, la vista borrosa sobre la pantalla, los pitidos de oídos, los dolores de cabeza por el aire acondicionado, es decir, a al mundo real. Entonces empezó una etapa muy dura en mi cáncer. Todo apuntaba a que iba ganando la batalla, pero mi cuerpo sentía que cada día estaba más débil cuando volvía de trabajar. Y me miraba por las mañanas orgullosa de poder luchar, y me volvía por las tardes derrotada por la incapacidad para la batalla real. Aunque la enfermedad te impide pelear como quisieras, te abre los ojos a “la inutilidad de muchas peleas”.

Celebro este día con la convicción de que ganaré. Me han dado cuatro meses de cuartelillo hasta la próxima revisión. Y ahora recuerdo que a mí el cáncer me lo cogieron muy a tiempo, me hicieron una operación exprés, una prueba puntera evitó que me aplicaran una quimioterapia que hubiera malogrado mi maltrecho cuerpecillo, me aplicaron una radioterapia a la que cada día pude ir de la mano de mi apoyo permanente, aprendí a comer de forma más sana, el tamoxifeno se asentó en mi con sus efectos pero no le dejó más que ganar episodios y ¡¡sigo luchando!! …, si, amigos, a pesar de todo, pese a seguir por convicción sonriendo cada mañana, siento el temor de que Garbancito vuelva a recogerme y la frustración de tantas compañeras que no tuvieron mi misma suerte.

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10 opiniones en “Otra percepción de un día especial Cáncer de Mama”

  1. Te leo y parece que me estás describiendo a la hora de intentar que cada día sea lo más normal posible . Yo seguí trabajando durante todo el proceso e incluso cuando me dijeron que se me había pasado a los huesos y luego cuando ya en marzo de este año que se me había pasado al hígado . Para mí cabeza era bueno seguir trabajando y haciendo vida normal para intentar que los pensamientos no me invadieran . Luego, en abril decidí darme de baja. Era más importante cuidarme sin madrugones ni stress de trabajo . Mi vida cambió de manera radical pero no había otra opción si quería cuidarme y superar todo ésto
    No sabes como me alegro de que te hayan dado unos meses de descanso
    Un abrazo !!!

    1. Como ya comentaba, hay que hacer lo que toca. En mi caso ahora toca trabajar y respirar de tanta prueba veraniega sin fin. En tu caso, te toca ahora cuidarte, porque como dices, cuidarse es lo verdaderamente importante. También hay días que cuando voy a trabajar arrastrando el mal sueño, el dolor de cabeza o las piernas hinchadas, pienso que mejor sería cuidarme un poco más. Pero es lo que toca. Ah!! que como nos leemos, te diré que tienes que cuidarte, que te cuiden y compartir el maravilloso recorrido de la vida.
      Salud y saludos siempre.

  2. Gracias por compartirlo. Ánimo y espero, con todo mi corazón q ese cansancio se aminore hasta desaparecer y q tu vivencia nos ayude a entender a las q les atendemos. Así como mi deseo de q la investigación desarrolle mejores fármacos . ????????

    1. Es un placer compartirlo. Además, aprendo mucho, me conozco cada vez más e intento no ser perfecta, ser simplemente yo. Y cuando tengo un mal día, como hoy, pensar que pasará, como todo, pasará. Los que atendéis hacéis la vida más fácil y merecéis todo reconocimiento, porque es más fácil optar por pediatría que por oncología, y ahí estáis. La investigación es clave pero se necesita fomentar, colaborar y flexibilizar para que merezca la pena a los organismos la cuantiosa inversión.
      Salud y saludos,

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