Buñuelos de Todos Los Santos (por tradición)

Inicié esta sección gastronómica con dos objetivos: aprender algo de cocina y contar mi experiencia en el difícil “arte de fogones”. Y así llega Todos los Santos y me gustaría profundizar en los buñuelos, que han ido incrementando los sabores pero que en mi casa se ha decidido que bastan los de crema y chocolate.

Meterme a escribir sobre cómo cocinar unos finos buñuelos redonditos, con una crema fina sin grumos, sería un atrevimiento por mi parte, cuando puedes tranquilamente descolgar un teléfono móvil, llamar a la pastelería Malkorra (por poner un primer ejemplo), Lazcano (por poner otro) o Juarreño (por no olvidar Burgos), y encargar una preciosa bandeja variada con bolitas de crema, nata, chocolate, trufa calabaza, o café. Solo tines que esforzarte en pagar el importe acordado en función del tamaño.

Hace ya unos años, rondaba el año 1990, como decía el Sr. Vidal, con motivo de esta festividad y siguiendo la tradición, comimos juntos en familia y terminamos con los consabidos buñuelos comprados por mi Madrina Josefina, experta culinaria como yo, junto a la Iglesia de Capuchinos de Pamplona. Tremendo fue el susto cuando nos vimos afectados por una intoxicación, y no era la primera vez que esta familia que come unida, se intoxica unida. Así que fueron varios los miembros que sufrieron los efectos, cada quién en proporción a nivel de gula, pero que sólo por un tiempo paralizaron el consumo de tan importante postre.

Por todo ello diré que, por nostalgia, los buñuelos de crema me gustan a rabiar, pero la prevención me lleva a ser cauta e invitar al consumo controlado. Y ahora, que tanto he visto sobre alimentación, pienso dos veces antes de excederme con harinas, azúcares nocivos, cremas, leches… Y recuerdo su origen, para algunos romanos que amasaban con los puños y para otros que procede del francés beignet (bulto). Me quedo con beignet y me apunto hablar un día del los beignets de plage.

Cuando escribo este post, todavía faltan cuatro días para la fiesta, y mi cabeza continúa firme en su propósito de no caer en la tentación mientras sigo la rigurosa dieta que me ha eliminado la harina, el huevo y la leche. Y me pregunto: ¿cómo sigo sonriendo con una dieta tan limitada? Es simple, pienso que todo pasa y que un día me vengaré. Y entonces comeré buñuelos de Todos los Santos y Bartolillos de Burgos, como si no hubiera un mañana, eso sí, seguidos de un café Nespresso.

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4 opiniones en “Buñuelos de Todos Los Santos (por tradición)”

  1. Pues yo sin abusar, no me privo alguna vez de alguna harina blanca (leche y azúcar casi nunca porque ni me gusta la leche ni soy golosa . De cualquier manera .. hija.. hay que darse alguna alegria !

    1. Nunca es tarde para cambiar cierto hábitos no adecuados: aunque cueste. Y volver a las licencias con el dulce en grandes premios y recompensas. Salud y saludos,

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