Calla para que te escuchen


He vuelto al silencio tras una observación serena los últimos meses a personas que escuchaban bien
, que hablaban lo necesario y que pasaban tiempo consigo mismos. Unos meses de cambios internos me han animado a empezar un proyecto personal al que doy forma ahora.

La semana pasada, curiosamente y con sorpresa, cayó en mis manos un artículo sobre la importancia científica del silencio en la nuestras vidas. Lo mío era pura intuición y observación, así que me sorprendí gratamente. Me he obligado cada tarde a dejar el móvil en la cocina, olvidar la tele, arrinconar los libros, apagar por un rato el ordenador, bajar el toldo y ponerme las gafas para mirar hacia adentro.

Mi primer maestro fue mi padre. A los cuarenta años perdió gran parte de la audición y le descubrieron el síndrome de Meniere. Él me enseñó que vivir sin poder oír permanentemente pasa por mantener el buen humor. A pesar de los pitidos siempre ha sabido sonreírnos a todos aunque no oyera lo que decíamos. Su silencio es autoprotección.

Mi segundo maestro fue mi buen amigo Pepe. Desde que le conozco aprovecho cada ocasión que estoy con él para sentarme a su lado y aprender, fue él quien me enseñó que el silencio es el tiempo que nos permite vivir y convivir con todo y todos los que nos quieren y no nos quieren. Y pone especial acento en el espacio como requisito para disfrutar del silencio. Los microsilencios facilitan la reflexión y muestran la admiración (o incomprensión). Como a Marta Peon y su lucha por visibilizar el síndrome de Ménière.

La tercera maestra fue una joven monja de clausura, Emilia la llamaremos. Un día les dijo a sus padres que se iba monja. Estuve presente en sus votos perpetuos, un compromiso de por vida para los que no lo sepan, todo era alegría, humor y ruidos en la fiesta de celebración en un patio soleado del Convento Toledo. Le miré y fui consciente de cómo lo que escuchábamos era ruido de personas mientras ella esperaba con ansiedad el tiempo de silencio acompañada de alguien superior. Un silencio contemplativo.

Por último, mi gran maestro del silencio es una persona que me ha acompañado desde que enfermé. Practica un silencio consciente ante las conversaciones elevadas que le aleja de los problemas y conflictos. Nunca le he visto discutir, escucha, razona y si encuentra beligerancia e intolerancia se aleja educadamente. Conlleva un autocontrol ante el que me descubro sin matices.

Silencio para leer, reflexionar, soñar, rezar, para poner en orden las verdaderas necesidades, reconocer todo lo que tenemos, recuperar la alegría si nos falta y mirarnos con condescendencia hacia adentro. Porque como dijo Shakespeare “Es mejor ser el rey de tu silencio que esclavo de tus palabras”.

 

PD. 1. Necesito ahora el silencio que cure las heridas dejadas por un año de dolores, y no solo de cabeza. Unos días me adentraré en mi, y seré egoísta, otros recogeré la mano tendida y un día abrazaré el mar adriático que el año pasado me prometió amor.

PD.2. Escribo porque el silencio porque nos olvidamos de practicarlo con tanto político, pseudocaoch, agitares de conciencias, liberadores del mundo y de las injusticias, que no sabe escuchar, que oyen para responder y a los que importamos más el día que morimos.

PD.3. Mi regalo más preciado: un desayuno en silencio mirando al mar.

 

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7 opiniones en “Calla para que te escuchen”

  1. Muchas gracias María por tus reflexiones. Hace mucho tiempo escuché una frase (desconozco a quién se le atribuye) que decía: «habla cuando lo que vayas a decir sea más importante que tu silencio», cuántas veces es acertada y cuántas veces la obviamos. El silencio nos abre una gran oportunidad para escuchar todos sus sonidos.
    Un abrazo, amiga.

    1. Gracias por compartir la frase. Yo también la he leído y se atribuye como proverbio árabe.
      Hay que estar atentas al silencio siempre.
      Salud y saludos,

    1. Disfruto del silencio mucho, primero porque suele ir prcedido de ruido y después porque me permite la reflexión. Y he descubierto que es una terapia que descansa el cuerpo, la mente y el alma.
      Salud y saludos,

  2. «Tenemos dos orejas y una boca» es para escuchar el doble y hablar la mitad….no es exactamente silencio, pero creo que viene al caso y desde luego, ayuda mucho.

    1. No cabe duda. Escuchamos para responder y no para comprender, aunque tengamos dos orejas. Hablamos para no callar. Todos los silenciosos que conozco son sabios: son padres y madres, son hermanos y hermanas, son amigos y amigas, son maridos y esposas.

      He visto aprender a vivir en silencio por obligación y me ha enseñado otras vez que hay otras formas de vivir.

      He visto practicar el silencio para no herir y me ha enseñado a amar.

      He visto ejercer el silencio para aprender y he descubierto grandes sabios.

      He visto buscar el silencio y no encontrar y he acercado mi hombro.

      He visto el silencio cómplice y he comprobado la cobardía humana.

      El silencio es salud porque nos da un tiempo consciente.

      Solo en silencio podemos hablar con nosotros mismos y escucharnos con atención.

      Te escucho y aprendo, y espero siempre también tus reveladores silencios.

      Salud y saludos, un abrazo enorme de los que suena a amor,

      María José

  3. El silencio necesario para escuchar,como dices ¿Sabes quién habla muy bajito? «El gran desconocido», el Espíritu Santo,que es el que nos da los dones y frutos. Con tanto ruido no podemos percibirlo y ¿ sabes ? No decimos y no hacemos nada bueno sin su presencia¡ Si acudiéramos más a Él en esos momentos de silencio ¡cuánta SABIDURÍA,Verdad,magnanimidad, nos envolvería!
    Y bajando más a la tierra, qué ricos días en el campo, rodeada de naturaleza que tanto habla de la Creación y de ese Dios superior. La BELLEZA de cada planta, árbol, animal, insecto, flores, cielo azul y nubes, sol, luna y estrellas en la noche.
    En fin, silencio de palabras, de actividad, recogimiento y quietud para dejar que la mente se llene de verdad, belleza y bondad, reflexionar sobre nuestra vida, disfrutar tanto bueno, ver lo que vale la pena, dar gracias, asombrarnos. Y a veces dormir, estar en paz. Dejar la mente en blanco y escuchar …….
    Aquí la gran habladora q soy y q en el campo y ante la adoración del Santísimo me transformo en alguien que guarda silencio ante la Grandeza del ESPECTÁCULO DEL TODOPODEROSO Y SU CREACIÓN ….. Incluso los » humanos»somos un reflejo de El y por eso llegamos a ser FELICES .
    Beso y abrazo y gracias por tu ESCUCHA , Ma José………
    Buen viaje ¡y beso y abrazo grande ¡

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