Murió bata algodón olor a lejía

Bata HospitalAlgún día tenía que ser, he olvidado la bolsita porta-bata-radiológica-azul descolorido. Que conste que no ha sido por coquetería o porque me importe ser reconocida como una de esas que van cada mañana a pasar por el hornillo. Estaba ya en la clínica dos horas antes por otros motivos.

Así que pedir prestada ropa ha sido hasta fácil. Además, me han prestado de la de toda la vida, bata de algodón, como en las peluquerías que también te ponen un turbante-papel que ni seca ni cubre, y solo ayuda a acompañar el agua hacia la ropa. Así que ha sido una sesión agradable en mi cuna de algodón.
Durante el rato de hoy he podido ver el giro completo de los aparatos, los ruidos de cámara y acción en cada posición y, finalmente, la luz anunciadora de sesión finalizada, que es lo mejor. Todo es llevadero salvo el frio del aire acondicionado y las a veces sensaciones de electrocución.

El tratamiento se centra en la zona del tumor y alrededores, así que todo lo que rodea está tocado por la acción de la infernal maquinita. Todos los días parece que es lo mismo, aunque no todos los días sientas lo mismo. Los sonidos…, los sonidos sólo a mí me resultan recurrentes y sintomáticos. Como si de un campo de concentración se tratara, la alarma chirría para decir que el día ha terminado.

Sin Iker ni Sara, saldré tranquila.

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