Donde más te necesiten

Hay personas que nos complican la vida, otras que la hacen fácil y hay quienes comparten camino de forma tan fácil como silenciosa y cordial.

Un mes de febrero, tuve la suerte de conocer a alguien que, desde el primer día que fuimos a los cines Carlos III de Pamplona, me acompaña sin preguntar si la película es de Premio Sundance, escucha sin interrumpir y no pierde el tiempo esperando a que le devuelvan el importe cuando la película no merece su precio.

Tal día como hoy en Olite, con un frio que recuerdo como el peor de mi vida después del pasado una noche de muertos en el Lago de Paztcuaro (México), nos casamos. No siempre hemos podido celebrar este día juntos, pero hemos mantenido el compromiso de mirar cada mañana por la ventana y buscar la luz más bella del amanecer.

El trabajo ha sido sin duda parte fundamental en nuestras vidas, por la educación recibida, por la convicción de compromiso y quizá por la afición y suerte de colaborar en proyectos de interés personal, empresarial o social.

La salud no me ha acompañado pero he tenido siempre a mi lado a alguien que ha sabido mirar con indulgencia las pruebas de vida y buscar lo mejor de cada momento. ¿Quién le iba a decir que alguien con bastantes años menos iba a tener tal mala salud desde tan joven?

Hoy está visitando poblados en el Perú más pobre e intentando llevar un poco de desarrollo a los más necesitados. Prefiero ahora la frase de Santa Teresa de Calcuta que me suele repetir antes de cada viaje “A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar del sufrimiento, pero el mar sería menos si le faltara esa gota”.

Este blog nació a raíz de un cáncer pero sobrevive gracias a que, un día, juntos, nos miramos y dijimos: “nos queda todo por recorrer”.

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