En la película “Te puede pasar a ti” un buen policía gana la lotería y su vida cambia. Cumple su promesa de compartir premio con la camarera a la que no pudo dejar propina y su mujer se reconvierte en una nueva millonaria. Sin duda el sueño de cualquiera hecho realidad.
Cuando te dicen que tienes un tumor te das cuenta de que “Te puede tocar a ti”, hayas o no comprado papeletas. Éstas pueden ser familiares, antecedente maternos o paternos (menos importante), ser fumadora, bebedora y grupo de riesgo. Puedes llevar una vida sana sin tabaco, alcóhol, sin sin sin, que si te toca, te tocó. Porque ya decía una señora a su marido ejemplar, “¿ves? ¿ves? está como un toro tu amigo F y mira si ha maltratado su cuerpo, chico y tu qué tanto te cuidas, estás que no vales para nada”.
A diferencia de otras loterías, ésta no siempre avisa. Puede que en una revisión rutinaria global un aparatito de nombre irrepetible para profanos descubra que tienes algo que te sobra y que no le gusta. Puede que ni el médico en su profesional exploración se haya percatado. Y puede que el paciente en su habitual egocentrismo no haya controlado todas las partes de su cuerpo.
Recibida la noticia, como Nicolas Cage, hay que comunicarlo a quien corresponde. A la camarera, a tu familia, amigos o a nadie. Que hay gente para todos los gustos y colores. Sí es importante decirlo cuando está confirmando, para que no se gasten el premio antes de cobrarlo. No son pocos los que han tenido que desandar camino y devolver lo no percibido.
A partir de entonces, cambia la vida para siempre. Lo ves en aquellas personas que han pasado por esta situación durante años. Sin duda, el tiempo tiene otro valor y disfrutan cada momento como si fuera el último, como si no hubiera un mañana o como si fuera eterno. Depende de cada quién. La clave está en ese momento en el que, de repente, eres consciente de que tu vida pende de un hilo o que tu vida no te pertenece, tal y como creías. Y aunque después te digan que, como la Reina Isabel de Inglaterra, tendrás una larga vida, se ha producido ya un click para siempre.
Porque como dicen los chinos “nadie se muere el día de antes”. Por eso hay que vivir cada momento como único e irrepetible. Los malos momentos nos deben recordar que hemos tenido la suerte de reír a carcajadas muchas veces y los buenos momentos nos permiten superar los anteriores como inevitables.
Sólo juego la lotería en Navidad. Y este pasado año poco. Mi gran amigo no me llamó para compartir. Me limité a lo más cercano. Cuando gano algo, lo cobro, no lo revierto. Me gusta la pequeña sensación de recuperar lo puesto, aunque pocos entiendan y se rían de la ridiculez. Más vale pájaro en mano que lotería volando.
Lo cierto que no compré boleto y he sido premiada con un Premio Gordo de Primavera. Tengo claro que no pienso volverme loca, no voy a comprar convulsivamente ropa que me sobrará, no voy a conocer el super-restaurante que me falta, no voy a irme a San Petesburgo ya. Si voy a quitar lo que sobra, abrir ventanas, dejar entrar aire fresco y llenar los pulmones de aire.
Querida Mariajo, así te llamo yo, que bonito lo que escribes y que cierto lo que dices. Has de enfrentarte al toro por los cuernos, como decía mi madre que tantas veces lo hizo a lo largo de su vida, hay que saber que también has de disfrutar de la enfermedad para saborear la salud, esa que a ti te falta y que sólo te da y te ha dado, pequeñas treguas, hay que coger la mano de Dios y decir Tú me guias, Él sabe, a eso nos aferramos para entender la dureza de la vida, de una enfermedad, de una muerte, del vacio, Él nos guia así nos han educado. Tú eres dura como una piedra, eso lo sabe quien te conoce, tienes la mejor compañía y estás bien rodeada. Animo siempre.
Gracias por tus palabras. En cada momento de la vida te toca afrontar retos diferentes, en cada momento. Ahora a mi me toca afrontar la recuperación de lo que considero terminará siendo un recuerdo sólo quedará como una cicatriz suave a modo de tatuaje conmemorativo de batalla ganada. Y en este recorrer, lo mejor, es que no estoy sola.
Quienes te conocemos, sabemos de lo que eres capaz. Esa fuerza innata del Baztán y tu capacidad para adaptarse a lo que haga falta es lo que siempre te ha permitido sumar. Ahora, yo creo que multiplicarás…, ya verás, ya veremos…
Veremos y compartiremos.